Denali - Cassin Ridge 2019

Jun 28

#15:
Ultimo despacho y fotos!

Published at 19:32
Dispatch created from web
Hola a todos!

Tras un silencio tal vez demasiado largo, volvemos para contarles un poco más de la expedición y compartir las mejores fotos de esta hermosa aventura.
Como les contó nuestro interlocutor Iván “masita” Clavero (cuya pícara pluma fue alabada por la audiencia), a diferencia de la mayoría de nuestras incursiones en la montaña, esta vez el objetivo principal no era la cumbre, si no ascender la hermosa ruta de la arista Cassin, que disecta elegantemente la cara sur de la montaña. Con este propósito, nuestro plan de aclimatación incluía ascender a la cumbre del Denali por su ruta normal (el West Butress) que cada año recibe a cientos de personas. Esta ascensión resultó ser extremadamente interesante, dado que además de la dimensión de hielo y roca a la que estamos acostumbrados, tiene una dimensión humana muy loca, que permite presenciar y ser parte de las interacciones entre los más extraños especímenes de la raza humana. Éstos especímenes convergen aquí viniendo de cada rincón de este planeta. La popularidad de esta montaña es en mayor parte debido a que forma parte del exclusivo club de “Las 7 cumbres”, que agrupa a las cimas más altas de cada continente. De este modo, además de alucinar con la belleza de esta montaña y la infinidad de cumbres que la rodean, nos hicimos de varios nuevos amigos, compartimos mates con excéntricos personajes y fuimos testigos de una cara del montañismo que pocas veces vemos. La palabra “montañista” agrupa a los seres más diversos, casi tan diversos como las motivaciones y sueños que los llevan a perseguir una cumbre, y aquí como nunca antes, vimos juntos casi todos los colores del espectro del montañismo, mezclados indistintamente en un caos pintoresco que tuvimos la suerte de poder sentarnos a contemplar.

Nuestra incursión por la ruta normal además de regalarnos nuevas amistades, nos llenó de alegrías. La ruta, aunque un tanto recovequeada, es escénicamente hermosa y la vista es extraordinaria. Por lo común, el Denali y sus satélites se levantan sobre un mar de nubes que nos hacían sentir en otro planeta.
Llevados por nuestras ideas, nos lanzamos a la cumbre en un día que los gurús del campamento 5 decían que no sería bueno, pero por pericia o simple cueva, resultó ser un día extraordinario: aunque estuvimos toda la subida abrigados hasta los dientes con temperaturas que probablemente rasguñaban los -40°C, el Sol no dejó de acompañarnos y a medida que subíamos el viento amainaba, hasta que finalmente pudimos alcanzar la cúspide de Norteamérica y disfrutarla en medio de la calma mas absoluta. Esta calma, era tanto de viento como de gente, pues atendiendo a las recomendaciones de los gurús, la mayor parte de la gente se quedó en sus carpas a la espera de un día favorecido por los oráculos.
Mientras Juanma subía y bajaba como Heidi por las praderas, Natalia y Camilo luchaban por cada metro... pero sin escatimar en perseverancia y paciencia, los tres pudimos disfrutar juntos el camino y la cumbre. Sin duda una experiencia hermosa que nos llenó de satisfacción y alegría.
Durante la bajada, el cansancio y el hambre nos hacían difícil pensar en algo más que llegar al Campamento 4, donde teníamos nuestra comida y nuestra carpa “grande” (una carpa para dos personas un poco más amplia y robusta que la carpa para dos personas “chica” que subimos al C5). Una vez ahí, comimos y dormimos con las barrigas llenas y a pata suelta (es decir un poco menos apretados) para reponernos del esfuerzo y comenzar a enfocarnos en nuestro objetivo principal: la arista Cassin.
La escalada de esta mítica ruta requería que subiéramos hasta 5000 m desde los 4300 m del C4 para acceder al “west Rib” y bajar por ahí hasta un agrietado glaciar conocido como la “rampa” Seattle que conduce a la base de la ruta a 3800 m de altitud. A eso seguirían dos o tres días de escalada técnica hasta los 5200 m y luego otro día para subir a la cumbre y bajar por la ya conocida ruta normal. Es decir que para subir la arista Cassin con márgenes de seguridad razonables necesitábamos 5 días de tiempo relativamente bueno y alguna certeza de que no nos agarraría una tormenta en la ruta.
Pasamos varios días en el C4 esperando la oportunidad de lanzarnos a la escalada, los primeros días felices de descansar y engordar, y los siguientes ya más ansiosos viendo como descontábamos días de expedición y el pronóstico seguía trayendo malas noticias.

Finalmente, el 9 de Junio (día #17 de expedición), decidimos intentar meternos a “la Cassin”, ajustando nuestra logística para aprovechar las mañanas y las últimas horas de la tarde que solían tener mejor tiempo. Sin embargo, tras subir al “west Rib” y enfrentarnos a la bajada, las nubes nos envolvían, la nieve caía a ratos y la visibilidad era marginal, amenazando con dejarnos a ciegas durante la delicada navegación de las grietas y seracs de la rampa Seattle. Con todo esto y nuevas noticias que nos llegaron ahí mismo con un desalentador pronóstico, caía de cajón que teníamos que dar marcha atrás, pero nos costó un buen rato asumirlo y abandonar el sueño de subir esta hermosa ruta. Sólo teníamos tiempo para postergar la metida a la ruta dos días más, pero el pronóstico hacía difícil creer que las condiciones fueran a ser mejores para ese entonces.
Con el rabo entre las piernas volvimos al campamento 4, tristes pero con la tranquilidad de haber tomado la decisión correcta. Siempre nos quedará la duda de que hubiera pasado si nos hubiéramos arriesgado, pero en fin, siempre es mejor vivir, aunque sea con la duda.

Para no aburrirlos más, al día siguiente el meteo no tenía ninguna novedad así que armamos las maletas y nos fuimos. Rápidamente bajamos al C3, ahí agarramos los esquíes y “volamos” hasta el base (con algunos tumbos), al que llegamos 7 horas después de dejar el C4. A la mañana del día siguiente volamos a Talkeetna, donde ahogamos las penas en una larga ducha seguida de hamburguesas, cervezas y margaritas. En esta celebración se nos unieron Glauco Murati y Ramiro Casas, camaradas montañistas con los que compartimos algunos días de Turismo post-expedición.
Ahogadas las penas, Juanma volvío a reunirse con sus amores y Natalia y Camilo han seguido patiperreando por Alaska, visitando Kenai, Kodiak y la carretera del “top of the world”.

Eso es-to eso es-to eso es todo amigos. Acá hay algunas fotos del regreso y hemos subido fotos a cada despacho, para verlas todas de un tirón, pueden visitar la galería acá;.

Hasta la próxima!

Comments


Notify this dispatch to subscribers?

Yes
No
Cancel