LHOTSE 2011

May 03

Dispatch #17

Published at 21:02
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Los entresijos de la vida: Entre el juzgar y el prejuzgar.

El Staff, que nos ayuda a hacer del campo base un espacio más acogedor, está conformado por un cocinero y dos kichen boys. Passang es nuestro atento cocinero, Senge es el simpático ayudante que está omnipresente en todas partes y que habla un poco de inglés.
El tercer personaje, no es dado a estar en contacto con nosotros. Hemos de confesar que hasta ayer no conocíamos su nombre. Lo apodábamos cariñosamente como el aguador, todo el día se lo pasa con una gran garrafa a la espalda, yendo y viniendo, glaciar arriba, glaciar abajo buscando lugares donde extraer un poco de agua o nieve y llevarla a la cocina para su transformación.
De complexión delgada, fibroso y estatura poco generosa. Piel curtida por el sol y por las sorpresas de la vida. Atiende con excesivo respeto, cuando le diriges la palabra mira a través de ti o hacia el suelo. Pocas veces habíamos oído su voz.
Ayer en la cena, en ese trasiego de platos de la cocina a la tienda comedor, apareció nuestro personaje. Con su gorra marrón de lana vuelta hasta las cejas y su anorak marcadamente trabajado por los continuos acarreos. Siempre las manos cruzadas a la espalda. Le pedimos a Senge que nos tradujera la conversación, se llama Lakpa. Lleva ya 55 años de trasiego por esta vida. Que injusto y cruel es prejuzgar, que fácil es etiquetar y que sonrojante es conocer otra historia sorprendente.
Nuestro sencillo y silencioso aguador, ahora llamado Lakpa, resulta que a lo largo de su vida había ejercido como sherpa de altura. Eso no es todo, con voz temerosa y su mirada perdida, nos confiesa que había subido a la cumbre del Everest, Lhotse y Makalu. Ni tan siquiera recuerda los años en que lo hizo.
Para nosotros, Lakpa ha estado en la cumbre de tres grandes colosos. Él no le da más importancia, sigue trabajando, ahora en el escalafón menos privilegiado del Staff, para mantener a los suyos. Ha estado en la cúspide, ha tenido prestigio, fama y una digna posición en su momento en el mundo de las expediciones.
Recordémos una vez más, que el éxito es efímero, la fama pasajera y la vida, tarde o temprano, nos pone a cada uno en su lugar. La dignidad de nuestro aguador, su sencillez, nos dan una verdadera lección de vida. Detrás de cada persona, seguramente hay una historia apasionante, seamos capaces de descubrirla, y de no prejuzgarla gratuitamente.

Juanito Oiarzabal, Lolo Gonzalez y Juanjo Garra

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